Texto escrito originalmente em espanhol como exercício de intercâmbio para aprender o idioma que tanto amo. Uma homenagem ao meu amigo venezuelano - Cherry.
Mi
Pana
Hay personas que entran en nuestras vidas para sumar. Acrecientan amor, paz, alegría... en fin nos llenan de satisfacción.
A veces tenemos afinidades, pero a veces ellas nos completan.
Leí en algún lugar, no me acuerdo donde, que esas personas son especiales y les gustan los animales, las flores y los niños.
Son regalos de los cielos, venidos directamente del trono de Dios para hacer la diferencia en este mundo.
También son raros y quien encuentra uno, encuentra un tesoro. ¿De quién hablo? De los amigos, ¡por supuesto!
Cuando decidí aprender español conocí muchas personas. Estoy agradecido por la vida de cada una de ellas, pues mucho contribuyeron con el aprendizaje de este idioma que tanto amo. La gran mayoría se fue... Pero permanecen en mi memoria para siempre.
Dios conoce los deseos de nuestro corazón y Él sabía que yo quería encontrar un compañero de conversación. Fue, entonces, que Él puso en mi camino un cierto venezolano, caraqueño, muy simpático y apasionado por la lengua portuguesa, como yo soy por la lengua española.
Estoy hablando de mi pana – una palabra que aprendí con él: Cherry Denis Daniel Sánchez Nieves. Sí, así se llama… Nombre de príncipe… (jejejeje)
Nos conocimos en un sitio de idiomas llamado busuu y tras nuestra primera charla en skype nos volvimos amigos en Facebook en junio del 2013.
Me acuerdo de una de nuestras primeras charlas y de inmediato el problema con la palabra “cuca” que en portugués es el nombre de un pastel alemán, pero en español… es un palabrón (una grosería). “¡Estás loco! ¡Qué malo! Esto aquí es un palabrón”, dice Cherry. Resultado: muchas carcajadas…
Aunque los temas de nuestras conversaciones sean serios, no escapamos de buenas risas. Mientras aprendemos nos divertimos mucho.
Fue el inicio de una nueva amistad. Todos los lunes hacemos un intercambio de lenguas. Tenemos algunas cosas en común: el gusto por la lectura (incluso cambiamos libros), el amor por los perros, el cariño por la familia y el buen humor.
Al poco tiempo, este venezolano, con un corazón sin igual, fue conquistando a mi familia y a mí. Débora, Amanda y Milena también aprendieron a amar ese amigo de tan lejos. Es un sujeto genial, padre de familia, buen esposo y un óptimo amigo. Sin embargo es un profesor muy exigente y un alumno esforzado con el aprendizaje del idioma portugués.
Hoy es mucho más que un amigo; es un hermano. A pesar de los 4.543 km que nos separan, nuestros lazos de amistad se tornan más fuertes a cada día.
Gracias, mi Dios, por la vida de Cherry. Él ha sido una bendición en mi vida. Espero un día conocerlo personalmente y con un abrazo sellar para siempre nuestra amistad.
Professor Denilson Duarte - 24/11/2014
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